Estiman en 15 mil las personas que llegaron hasta Parada Coco, un paraje de Empedrado, desde hace 33 años está erigida la capilla del Señor de la Muerte.

La devoción hacia este santo pagano surgió hace más de un siglo por el descubrimiento de Manuel Hilario Barrios y fue creciendo con el paso del tiempo.

   
Numerosas personas provenientes de diferentes lugares del país arribaron al lugar donde fue el día central de celebración
 

«Hay quienes tienen cierto recelo, pero acá no se hace nada malo. No dejamos que prendan velas negras ni se hagan cosas malas. Veneramos al Señor de la Buena Muerte», afirmó Juana Barrios quien, junto con su mamá Cándida y sus hermanos, integra la custodia de la capilla que alberga la reliquia del santo, como también imágenes de San Antonio, Santa Catalina, entre otros santos.

  Todo comenzó hace unos 105 años cuando su abuelo Manuel Hilario encontró una caja de fósforos a la orilla del río, en la zona de Derqui.

   
Luego, descubrió que en su interior había «una pequeña reliquia de oro del Señor de la Buena Muerte», rememoró Juana Barrios. Al mismo tiempo, aclaró que inicialmente no había una capilla, sino que mi abuelo tenía un altar en su casa. Pero después cuando se definió la herencia y la Ruta 12 dividió la propiedad en dos, a mi papá (Lorenzo) le tocó este lado, donde ahora se realizan las celebraciones».

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