Este sábado, decenas de miles de personas retornaron a las calles de Belgrado, en el marco del aniversario de la Batalla de Kosovo. Lo que comenzó como una movilización masiva se transformó en violentísimos enfrentamientos con la policía, dejando varios civiles heridos (al menos uno grave) y una media docena de agentes lesionados
Los manifestantes piden elecciones anticipadas y denuncian corrupción, vinculando recientes tragedias —como el derrumbe de una estación de tren que causó múltiples víctimas— a negligencia gubernamental
Aunque el presidente Aleksandar Vučić mantuvo que la protesta tenía respaldo estudiantil y patriotismo, las autoridades se prepararon con policías antidisturbios, gases lacrimógenos y decenas de detenciones.
Vucic, quien suele tildar a los estudiantes como “terroristas”, aseguró hoy que las protestas “no pueden desarrollarse sin violencia”, informó la agencia de noticias Beta.
A medida que caía la noche, el clima se volvió más tenso y se produjeron nuevos choques entre grupos de manifestantes y fuerzas de seguridad. El uso de la fuerza por parte de la policía generó diversas reacciones tanto de la oposición como desde organismos de derechos humanos.
Contexto político y futuro incierto
El movimiento de protestas desafía la continuidad del gobierno liderado por Aleksandar Vucic y pide una respuesta institucional ante denuncias de corrupción y demandas sociales acumuladas. La presión sobre el Ejecutivo sigue en aumento, en un contexto de profunda polarización política.
La jornada del sábado expuso la capacidad de movilización de la oposición, el descontento presente en diferentes sectores sociales y la complejidad de un panorama donde aún no se vislumbra una resolución inmediata ni un acuerdo para la convocatoria de elecciones anticipadas. Las autoridades señalaron que continuarán “restableciendo el orden” mientras la oposición reitera su intención de mantener la movilización en las calles.
En víspera de la protesta de hoy, el presidente había dicho que “Serbia no acepta el ultimátum” de los estudiantes y que no habrá elecciones adelantadas: “El Estado serbio ha estado muchas veces ante ultimátums de grandes potencias extranjeras. Y esta vez, las potencias extranjeras, a través de sus sirvientes locales, nos han enviado otro. La respuesta del Estado serbio siempre ha sido la misma: no”.
Según Vucic, quien domina la política serbia desde 2012 y al que la oposición acusa de ser autoritario, las protestas representan un intento de “potencias occidentales” de derrocar su Gobierno, porque les molesta su independencia y la prosperidad económica del país.