Prometió cumplir con la meta de 2,5 puntos de déficit acordada con el FMI. Dijo que negocia un refuerzo de las reservas en dólares con exportadores y organismos.
Después de una semana de dilaciones, finalmente se concretó la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía para intentar reencauzar la actividad, frenar la inflación, sumar reservas y darle así una chance de supervivencia a la alicaída gestión del Frente de Todos.
El día de clave de Massa tuvo dos momentos centrales: la asunción en el Museo del Bicentenario ante 500 invitados que expresaban euforia en medio de una situación compleja, con la ausencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner y con el aval del presidente Alberto Fernández, que lo puso en funciones tras expresar su confianza en el hombre que reúne bajo su mando las áreas de Economía, Producción y Agricultura.
Tras un acto de apenas 15 minutos, Massa llegó al Palacio de Hacienda, donde estuvo reunido con su equipo de colaboradores, que hasta ahora sigue incompleto: aún no definió quién será el viceministro ni confirmó oficialmente que Darío Martínez seguirá al frente del área clave de Energía, decisiva tanto para el programa económico como para los intereses del kirchnerismo.
Pese a las insistentes preguntas de los periodistas en la primera conferencia de prensa que Massa dio como ministro, no pudo dar precisiones sobre las designaciones faltantes.
Pero puso todo el énfasis en las primeras medidas de su gestión que tendrán cuatro ejes: orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de las reservas y desarrollo con inclusión.
Tras agradecer el presidente, a sus colaboradores y a su familia, el ministro destacó que “el desafío es enorme y si bien las dificultades son muchas, el contexto global puede transformarse en una enorme oportunidad para Argentina”.
“No soy super nada, ni mago, ni salvador. Vengo a trabajar de manera comprometida para tratar de ayudar a que la Argentina le vaya bien”, dijo Massa al llegar a la posición dentro del Gobierno por la que venía peleando desde hace tiempo.
Es el tercer ministro de Alberto Fernández en este rubro y asumió tras un breve interregno de Silvina Batakis que llegó a su fin cuando los dólares alternativos, con el blue a la cabeza, rozaron los $ 350.
Tras la confirmación de que sería reemplazada por Massa, los dólares cayeron fuerte y se ubicaron en al zona de los $ 280, mientras repuntaron los bonos y acciones y bajó el riesgo país. Pero ante la falta de definiciones el “efecto Massa “ se fue diluyendo y horas antes de la jura el dólar blue acarició nuevamente los $ 300.
“Tenemos que enfrentar la inflación con determinación porque es la mayor fábrica de pobreza que puede tener cualquier país”, dijo Massa. Ante las consultas de la prensa admitió que los datos de julio y agosto serán “los más dificultosos en materia inflacionaria, y a partir de ahí vamos a recorrer una cuerva para ir reduciéndola”.
La conferencia abrió con un discurso leído en el que detallo las áreas en las que va a trabajar y un conjunto de medidas que buscarán bajar el gasto poniendo más énfasis en el recorte de subsidios tarifarios, aumentar las reservas dándole incentivos a los exportadores para que liquiden US$ 5.000 millones, buscar acuerdos de financiamiento con bancos internacionales y promoviendo un canje voluntario de la deuda en pesos, entre otras medidas.
Ante la pregunta acerca de si tiene previsto acelerar el ritmo de devaluación, fue evasivo al decir que “la planificación macroeconómica es para corregir distorsiones”, pero a vez dejó en claro que no planea un salto brusco del tipo de cambio oficial: “Quiero decirlo con toda claridad: los shocks devaluatorios lo único que producen es pobreza y una enorme transferencia de recursos”.
De cara a la recomposición de las reservas, el ministro esbozó que están trabajando en un acuerdo con distintos sectores exportadores para que liquiden US$ 5.000 millones en los próximos 60 días. No dio mayores detalles, pero tras la conferencia el titular del Banco Central, Miguel Pesce, precisó que les ofrecerán un swap a los exportadores con una tasa atractiva.
En los tres días que van de agosto, al Central se le fueron US$ 450 millones en ventas en el mercado para asistir la demanda de los importadores de energía. La recomposición de las reservas es esencial para evitar ese shock devaluatorio del que habló Massa.
Otro de los puntos claves fue que van a acotar los subsidios tarifarios incluso para quienes sigan recibiendo ese beneficio. La idea es que los 9 millones de hogares que se anotaron para pedir el subsidio tendrán un tope de consumo para recibir este beneficio.
Massa no detalló cuanto se ahorrará el fisco con esta medida. Ni tampoco cuál será el alcance las ayudas a jubilados y asalariados para paliar el efecto de la inflación que se perfila a cerrar el año arriba del 90%.