Lo que debía ser un gesto de apertura, devino en un tribunal de recriminaciones. Gobernadores provinciales desconfían de la mesa de diálogo convocada por Milei, reclaman la presencia del Presidente y exigen el envío de fondos adeudados. “Nos traicionaron”, escupió Sáenz.
La convocatoria al diálogo del Presidente Javier Milei quedó marcada por la desconfianza y el enojo.
Gustavo Sáenz (Salta), con dureza, lo expresó sin vueltas: “No son leones, son palomas de iglesia”, dijo. “Nos traicionaron… con obras, con lo electoral”.
Una historia de desencuentros.
Hasta Gardel debe sentir escalofríos al escuchar que fueron los mismos de siempre los que se negaron a cumplir.
Ni un solo gobernador recibió una invitación formal de la Casa Rosada. Todo se redujo a un tuit del vocero Manuel Adorni. “No pasó de un posteo en X”, diagnosticaron con desdén varios mandatarios.
Y no es para menos: detrás del anuncio, los gobernadores detectaron improvisación y desgaste político. “Más de lo mismo”, ironizaron algunos, reclamando gestos concretos. “Primero que no veten la ley de ATN”, apuntó un dirigente.
Como respuesta, un puñado de gobernadores agruparon su resistencia. El grupo de Provincias Unidas —Pullaro (Santa Fe), Llaryora (Córdoba), Torres (Chubut), Sadir (Jujuy), Vidal (Santa Cruz)— prepara una muestra de fuerza en Río Cuarto, este viernes, gestando un frente alternativo al oficialismo.
El contraste no podría ser más cinematográfico: Milei intenta rearmarse tras la paliza recurrente de las urnas, mientras que sus aliados regionales le responden con gesto de desafío. Olvidan los favores, exigen cumplimiento.
El escenario está claro: intento de reconciliación o vía crucis institucional.
Y en ese planteo late una pregunta urgente: ¿volverán los gobernadores a creer en la palabra del Presidente, o el diálogo ya naufragó antes de zarpar?