Un incendio se desató esta mañana en el Edificio Libertad, ubicado en Retiro, generando caos, evacuaciones y una carrera contra el fuego. El fuego comenzó en el polígono de tiro contiguo al estacionamiento, junto al contrafrente, y amenazaba con extenderse hacia zonas críticas.
El drama arrancó cerca de las 11, cuando una columna de humo surgió junto al estacionamiento del edificio Libertad, sede de la Armada. Las llamas devoraban materiales inflamables, mientras bomberos y servicios de emergencia se movilizaban en estampida.
Evacuar fue la única opción: arsenal pirotécnico, personal y objetos valiosos fueron sacados del edificio. Se pidió controlar el fuego antes de que alcanzara la imprenta vecina, cargada de papel y sustancias que podrían convertir el incendio en catástrofe.
Una ambulancia del SAME, en su afán de asistir, volcó a metros del siniestro. El conductor y un médico resultaron heridos y fueron trasladados al hospital Fernández, auxiliados por bomberos especializados.
Bomberos de la Ciudad desplegaron múltiples unidades, incluyendo grupos especiales de rescate y brigadas de emergencias. El fuego hoy es “dominable”, pero los daños y el susto ya están hechos.
En Retiro muchos miran sin entender por qué el fuego surgió justo ahí, en el polígono de tiro, lugar que obliga a cuidados extremos. La cercanía de materiales explosivos añade horror al desastre.
¿Falla humana? ¿descuido en los controles? Sea lo que sea, el saldo podría crecer si no se afinan las normas de seguridad en lugares que combinan armas, productos explosivos y zonas urbanas densas.
El humo se disipará, las llamas se apagaran, pero la pregunta arde aún más que el edificio: ¿Cuántas tragedias evitables estamos dispuestos a tolerar antes de exigir responsabilidad y prevención?