La resolución aprobada ayer incluye 13 dietas anuales, no 12; la decimotercera es para adicionar dos medio aguinaldos; cómo se negoció el proyecto y su vínculo con el aval a los pliegos de los embajadores

Los senadores generaron ayer una gran polémica al resolver, en una votación fugaz y a mano alzada, duplicarse sus dietas mensuales para llevarlas a un valor neto de $4,3 millones. La discusión política y social que provocó la votación hizo que pasara inadvertido un dato adicional: que al mismo tiempo se asignaron un mes de aguinaldo adicional, que hasta ahora no percibían.

«Si se lee bien el proyecto, dice que los senadores percibirán un total de 13 dietas anuales. La decimotercera es para que puedan cobrar los dos medio aguinaldos, algo que hasta el momento no existía», deslizó la fuente.

De hecho, el proyecto de resolución que aprobaron ayer incluye explícitamente este nuevo beneficio. «Establécese que a partir del mes de mayo del presente año los senadores nacionales percibirán un total de 13 dietas anuales. Cada una de las mismas serán equivalente a 2.500 módulos más un adicional de 1.000 módulos por gastos de representación y 500 módulos por desarraigo», indica el texto votado a mano alzada.

 
  En el mismo texto, después se aclara que «el valor del módulo será el equivalente al que perciben los empleados legislativos de conformidad con las previsiones de la ley N° 24.600″ y que «el gasto que demande el cumplimiento de esta resolución se imputará a la partida de gastos del Honorable Senado de la Nación». La dieta no es un salario, ya que no está comprendida en las leyes laborales, que incluyen el pago de dos medio aguinaldos anuales.

 
«Los senadores están muy descontentos con lo que cobran. Y como decidieron avanzar con la resolución, que todos conocían y por la que nadie se puede hacer el distraído, creyeron que era una buena oportunidad para equiparar su situación con la de los empleados del Senado, que sí cobran aguinaldo. Eso hace incluso que los empleados de categoría 1, la superior, tengan ahora salarios superiores a las dietas de los propios senadores», indicó un colaborador que conoció de antemano la resolución que provocó el escándalo.

 
Diálogos en el comedor
El proyecto de resolución votado el jueves tras la aprobación de los pliegos de seis embajadores había empezado a gestarse el miércoles en conversaciones que algunos senadores mantuvieron, a la hora del almuerzo, en el comedor de la Cámara alta. Allí se los pudo ver al salteño Juan Carlos Romero y a la neuquina Lucila Crexell charlando animadamente sobre la iniciativa, lo que despertó el interés de otros senadores. Horas más tarde, la iniciativa ya estaba circulando en todos los bloques.

 
  
El proyecto terminó de tomar cuerpo cuando llegó a manos del formoseño José Mayans, el jefe de una de las bancadas del peronismo en el Senado, a quien le llegó directamente desde el despacho de Romero. «Mañana se va a armar quilombo», se avisaban el miércoles por la noche los colaboradores de mayor confianza de los senadores que pergeñaron el proyecto.

 
«Estuvo todo pensado de antemano: que fuera un proyecto de resolución y no un proyecto de ley, porque luego puede ser vetado por el Poder Ejecutivo. Y que la votación fuera a mano alzada, porque el taquígrafo no puede verificar en pocos segundos quién votó y quién no. Por ende, en el registro queda como una votación unánime», se ufanó la fuente consultada, que se desempeña en el Congreso desde hace más de 20 años.

De ahí que la posición de los senadores de La Libertad Avanza (LLA) tras la sesión se convirtió en una queja retórica, pero no efectiva. Incluso un libertario, el puntano Bruno Olivera Lucero, estampó su firma en el proyecto, aunque luego argumentó que se había «equivocado». Los radicales Daniel Kroneberger (La Pampa) y Pablo Blanco (Tierra del Fuego) también rubricaron la iniciativa.

 
  Los pliegos de los embajadores
El jueves por la mañana, los armadores del proyecto del aumento de las dietas agregaron un condimento político a la maniobra, que fue multipartidaria. Dejaron entrever a los críticos de la aprobación del pliego del rabino Axel Wahish, confesor del presidente Javier Milei, que la iniciativa solo prosperaría en caso de que «todos los pliegos» -fueron seis en total- fueran aprobados.

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