Con reflejos rápidos y una técnica apropiada, el oficial logró que el nene volviera a respirar con normalidad y después lo trasladó a un hospital de la Ciudad.
Una mujer vivió momentos apremiantes este viernes, cuando viajaba en auto con su hijo por el barrio porteño de Colegiales y notó que el pequeño se ahogaba. Desesperada, la madre detuvo su vehículo en medio de la calle para pedirle ayuda a los policías que estaban cerca en un patrullero, y uno de los oficiales logró salvar al nene.
La desesperante secuencia fue registrada por las cámaras de seguridad de la calle, y en la grabación se puede apreciar el momento en que la madre le entrega su hijo al policía, y el oficial aplica la versión adecuada de la maniobra de Heimlinch, que es distinta en el caso de que la persona tenga menos de un año.En el caso específico registrado este viernes en Colegiales, el nene en cuestión era un bebé de apenas tres meses que padece un catarro que le obstruyó las vías respiratorias en ese momento. Por eso cuando su madre lo llevaba en el auto se detuvo al ver el patrullero de la Ciudad, con la esperanza de conseguir ayuda.
En la vereda y con rapidez, el oficial dio vuelta al bebé y le aplicó la maniobra con delicadeza, lo que le permitió al nene volver a tomar aire. Luego el bebé fue trasladado al Hospital Pirovano, donde sigue internado en observación pero en buen estado de salud.
Cómo es la maniobra de Heimlich para bebés
El Ministerio de Salud de la Nación informa que la maniobra de Heimlich se realiza en caso de que la criatura de menos de un año no expulse lo que sea que le está obstruyendo las vías respiratorias.
«Si el chiquito balbucea, llora, habla o tose, significa que le pasa aire por la garganta. Probablemente tiene una obstrucción parcial. Dejá que el chiquito tosa naturalmente. No le golpees la espalda ni le des agua, porque se puede mover el objeto y complicar la obstrucción. Si no Expulsa el objeto, hacele la maniobra de Heimlich», consta en el sitio web de Salud.
Esto se realiza poniendo al bebé boca abajo sobre el regazo del adulto, con la cabeza sobre las rodillas de quien va a hacer la maniobra. Luego se dan unos golpes delicados con el talón de la mano sobre la espalda del nene, a la altura de los omóplatos.