El Gobierno volverá a subir el impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC) a partir de mañana, lo que tendrá un efecto directo en el precio de las naftas y el gasoil. Tras haber postergado el aumento del tributo el mes pasado, con el objetivo de atenuar el impacto en la inflación en mayo, Economía decidió aplicar la suba correspondiente el próximo mes, aunque diferirá una parte de la actualización para julio.

De esta forma, si las empresas trasladan la suba de los impuestos, las naftas y el gasoil subirían al menos 1,2%. Las compañías –YPF, Shell, Axion y Puma Energy– podrían, además, trasladar la devaluación mensual de 2% que aplica el Banco Central (BCRA).

Con el fin de estimular el crecimiento de la economía garantizando un sendero fiscal sostenible, resulta razonable diferir parcialmente los efectos de los incrementos que resultarían aplicables a partir del 1° de junio de 2024 para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil”, dice el decreto que se publicó esta semana.

Los precios de los combustibles aumentaron 110% desde que asumió Javier Milei, repartido en cinco incrementos de 38%, 27%, 6,5%, 7,5% y 4,6%. La suba se explica por el aumento del tipo de cambio, que tiene un impacto directo en la estructura de costos dolarizados de la industria, y por la actualización del impuesto a los combustibles, que estaba congelado por el gobierno anterior desde 2020.

Los precios de los combustibles aumentaron 110% desde que asumió Javier Milei, repartido en cinco incrementos de 38%, 27%, 6,5%, 7,5% y 4,6%

El litro de nafta súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires (CABA) cuesta $870, mientras que la premium vale $1074. El gasoil súper cuesta $918, mientras que el diésel premium, $1167.

“Por lo que se entiende del decreto 466/24, en el caso de las naftas el incremento de ambos impuestos estarían en el orden de 8% y en el gasoil incrementarían en un 11%. Nada que ver con el 20% que se esperaba. Igual, la sugerencia es esperar hasta salga la tabla con los detalles en la AFIP”, dijo Guillermo Lego, gerente general de la Confederación del Comercio de los Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha), la cámara que nuclea a las estaciones de servicio.

Con estas estimaciones, trasladado al precio final de los combustibles, la suba del impuesto tendría un impacto de al menos 1,2%.

Actualmente, las empresas refinadoras compran el barril de petróleo a los productores locales a un valor de US$68, mientras que si se tuviese que importar, valdría US$75. El objetivo de YPF, la empresa líder del mercado, es cerrar la brecha entre el barril criollo y el valor de paridad de importación (lo que costaría la nafta si se importara el 100%).

Desplome de las ventas

Desde diciembre pasado a la fecha, las ventas de combustibles tuvieron un desplome de 17%, según cálculos de Cecha. En este período, los precios de los combustibles se duplicaron luego de la brusca devaluación de diciembre. Con estos aumentos, el precio de la nafta y el gasoil en la Argentina se equiparó al valor de los países vecinos, lo que hizo menos conveniente para los extranjeros cargar combustible en el mercado local.

El litro de nafta súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires (CABA) cuesta actualmente $837, mientras que la premium vale $1033

En los últimos meses, además, se desplomó fuertemente el consumo de nafta premium: las ventas cayeron un 22,6%, muy por arriba del promedio general. El volumen vendido de las estaciones de servicio está repartido en promedio en un 55% de naftas y 45% de gasoil (varía según la ubicación de la boca de expendio).

En los últimos años, el 70% de los clientes compraba la variante económica (grado 2), mientras que el 30% restante compraba la premium (grado 3). Esta proporción cambió a 80% súper y 20% premium, con los últimos aumentos de precios.

Pese a que los valores en surtidor más que se duplicaron en pesos en los últimos tres meses, el precio de las naftas en términos constantes se encuentra 7,5% más barato que el promedio de la última década. “En octubre pasado, teníamos el precio de las naftas y el gasoil en términos constantes más baratos de los últimos 30 o 40 años. Esto se revirtió a partir de diciembre, pero los valores de los combustibles están por debajo de su promedio histórico”, dijo Nicolás Arceo, director de Economía y Energía.

La caída en las ventas, sin embargo, fue abrupta debido al desplome del poder adquisitivo. “Entre 2010 y 2023, el salario medio compraba en promedio 989 litros de combustible por mes. En diciembre, último dato oficial, el salario medio permitía adquirir 735 litros de combustible. La recuperación de precios en términos reales no es tan significativa, pero en términos de poder adquisitivo de la población tiene impacto”, explicó el exsubsecretario de Planificación Económica.

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