Desde Santa Fe, apenas una hora después de que Cristina Fernández de Kirchner hubiese reaparecido en público por primera vez del atentado, el presidente Alberto Fernández protagonizó su propio acto paralelo y lo hizo con un fuerte mensaje electoral. «Unidad en la diversidad para enfrentar la adversidad. Y la adversidad se llama derecha, compañeros. Entendámoslo de una vez: la adversidad no está entre nosotros, está afuera», bramó, acompañado por Evo Morales, en una charla de la Feria del Libro Nacional y Popular, organizada por Agustín Rossi y Leandro Busatto. Como parte de la agenda regional que viene priorizando hace una semana, Fernández se mostró con el exmandatario boliviano y el dirigente chileno Marco Enríquez Ominami y aprovechó para destacar el giro progresista que se estaba dando en América Latina. Durante su discurso, el presidente fue señalando, junto a Evo, la necesidad de fortalecer la integración latinoamericana, sin embargo, sobre el final, se terminó colando el 2023 y convocó a la unidad del Frente de Todos «para enfrentar a la derecha».

Minutos antes de que CFK apareciese en el acto de la UOM en Pilar, Alberto Fernández viajaba a la ciudad de Santa Fe para participar de una charla titulada «La región de las venas abiertas» de la 5° Feria del Libro Nacional y Popular. La convocatoria coincidía con el 17 aniversario del «No al ALCA» en Mar del Plata y habían sido invitados importantes dirigentes latinoamericanos, como el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, y uno de los fundadores del Grupo de Puebla, el chileno Marco Enríquez Ominami. Fernández había sido invitado por el interventor de la AFI, Agustín Rossi, y el jefe del bloque justicialista de Santa Fe, Leandro Busatto, con el objetivo de referirse a los desafíos de la región. «No tiene ninguna intencionalidad política, esta organizada hace seis meses y no hay manera de que nos pisemos con el acto de Cristina», aseguraban sus organizadores, buscando zanjar las especulaciones que interpretaban su aparición pública como una respuesta al acto de CFK. Finalmente, no hubo contestación, pero sí, ya sobre el final, un pedido de unidad para todo el peronismo para ganar en 2023.

«Nosotros debemos fortalecernos como región para poder potenciar el crecimiento de todos nuestros hermanos latinoamericanos. Para tratar de llevar la justicia social que hoy no existe en América Latina. Frente a una derecha que es capaz de unirse en todos lados, nosotros, los que seguimos creyendo que nada es más importante que el pueblo, no tenemos otra alternativa que unirnos indisolublemente contra la derecha», sostuvo, entre los fuertes aplausos de los presentes, como la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, y el diputado Germán Martínez. «Y si existen las diferencias, que pueden existir porque no es una lógica del discurso único, saldaremos esas diferencias», afirmó, y, al final de su discurso, Fernández recordó el intento de asesinato contra la vicepresidenta: «La adversidad está afuera. La adversidad nos sigue amenazando todos los días: un día le ponen una pistola en la cabeza a Cristina y el otro día le ponen una pistola al pueblo argentino», cerró.

Durante la charla, a su vez, el presidente hizo una reflexión sobre la situación de la región, haciendo particular hincapié en la desigualdad y cómo había empeorado en la pandemia, pero también en los cambios políticos que se habían dado en los últimos años. «Tenemos que tener un imperativo ético para para cambiar la situación porque hay quienes no pueden seguir soportando esta realidad. Debemos entender el dolor que hemos pasado y que ha generado en muchos argentinos desazón y odio a la política. Y ese ánimo, que multiplican los medios de comunicación, es un campo para la siembra de la derecha», insistió.

Evo Morales, que se encontraba a su lado en el escenario, se refirió, mientras tanto, a la necesidad de reconstruir la UNASUR y celebró que, con el triunfo de Lula en Brasil, «se acabó el Grupo de Lima». Alberto Fernández aplaudió con entusiasmo en ese momento y, minutos después, aprovechó para arrancar su discurso diciendo que había empezado la semana «almorzando con Lula libre y presidente».

En efecto, la presencia del presidente en la Feria del Libro con Evo y Ominami se inscribe en una semana que estuvo marcada por los intercambios con diversos líderes latinoamericanos. El primero fue con Lula en Brasil, a donde Fernández viajó el lunes para felicitarlo por su triunfo electoral sobre Jair Bolsonaro. El jueves a la noche, mientras tanto, mantuvo un extenso diálogo telefónico con el presidente mexicano, Manuel López Obrador. En la charla, que duró unos 40 minutos, ambos mandatarios conversaron sobre el triunfo de Lula y analizaron la posibilidad de sostener «un eje integrador cultural y económico en América Latina alrededor de México, Brasil y Argentina», según precisaron fuentes presidenciales.

En esa misma conversación, AMLO lo invitó a viajar a México, una visita que se terminará llevando a cabo el 24 de noviembre. Se espera, a su vez, que para esa fecha también viaje el mandatario chileno, Gabriel Boric, de modo de generar una cumbre de líderes progresistas latinoamericanos. Cómodo en su traje de presidente pro témpore de la CELAC, Fernández continuará priorizando, así, la agenda regional. Un rol más amable en un contexto de fuerte incertidumbre respecto al futuro político del FdT.

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