De cara a las elecciones del sábado 2 de diciembre,  Riquelme tiene casi decidido encabezar la boleta. Del otro lado, Macri y Angelici intentan reforzar la candidatura de Andrés Ibarra.

La de Boca sería la batalla electoral que concentraría la atención del país entero si no fuera porque la Argentina se acerca a la elección presidencial más determinante de este siglo, o quizás más. Casi en simultáneo al balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei, el sprint final de los comicios xeneizes quedó reducido a un binarismo similar al del 19 de noviembre: Riquelme versus Macri, Macri versus Riquelme. La postal del ídolo y su Topo Giggio desafiando al presidente exitoso, ahora reversionada en las urnas de uno de los dos clubes más populares. 

“Seguimos siendo un club o dejamos que esta gente haga política”, lanzó ayer Riquelme, en diálogo con Jorge Rial en Radio 10. Fue una manera de agitar una campaña que a partir de ahora lo tendrá en el centro de la escena. “Esta gente” es Macri, pero no solo Macri: es también Daniel Angelici y las nueve agrupaciones opositoras que empiezan a encolumnarse detrás de Andrés Ibarra, el exministro de Modernización de la Ciudad y de la Nación, a quien Macri eligió como candidato hace más de un año.  

Así como Riquelme y Macri subirán el perfil, el otro que ya lo hizo fue Angelici, presidente del club entre 2011 y 2019. El Tano no homologó a Ibarra como candidato hasta este mes, cuando en una reunión aceptó agrupar a las diferentes opciones opositoras y consolidar un gran frente. Ese espacio –que tuvo un encuentro este martes y un almuerzo ayer viernes– busca amalgamar a varias personas que amagaron candidatearse como Jorge Reale –cuyo jefe de campaña era Diego Lajst, histórico ladero de Angelici–, Mario Pergolini y viejos dirigentes como Alberto Salvo, Javier Medín y Francisco Quintana. El único al que no pudieron sumar fue a José Beraldi, el empresario del rubro transporte que no olvida lo sucedido en elecciones anteriores. Reale, conocido por el proyecto irrealizable de una nueva Bombonera en Isla de Marchi, exige cargos y duda entre el sí y el no.

Tener a Angelici implica también mover algunas causas judiciales que intentarán incidir en estas últimas semanas de campaña. Lo que dijo ayer Riquelme sobre la jueza Celsa Ramírez –“Le pido que deje tranquila a mi familia”– y la investigación sobre su hermano Cristian y una supuesta reventa de entradas, debe leerse en esa línea. Hay otras causas en danza: un pedido de impugnación a la agrupación Soy Bostero y para impedir el voto de las 14 mil personas que se sumaron al padrón en estos cuatro años.

Si Román estaba esperando el resultado en la final de la Copa Libertadores para determinar si iba o no a encabezar la boleta en las elecciones del sábado 2 de diciembre, la caída en el Maracaná ante Fluminense y la renuncia del técnico Jorge Almirón le hicieron tomar una decisión cuyo anuncio se dilatará hasta esa semana, la fecha límite fijada por el estatuto. 

Todo indica que Riquelme será el uno y que el dos de su espacio será Ricardo Rosica, actual secretario general del club. Pero como sucede en la oposición, en el oficialismo también son horas de negociaciones y pedidos: no son pocas las personas con apellidos pesados en el círculo rojo nacional que piden integrar la fórmula junto a Román. Agustín Vila, hijo del dueño del Grupo América, Daniel Vila; y Juan Nosiglia, hijo del Coti, son parte de ese impredecible juego de fichas, que tiene a Jorge Amor Ameal a un costado, fuera del tablero.  

A las nueve agrupaciones que responden de una u otra manera a Macri y su delfín, el oficialismo le contrapone seis: Nuevo Boca, cuyo referente histórico es el fallecido Roberto Digón; Juntos por Boca, de Rosica; La Bombonera, presidida por Pablo Abbatangelo y con el apoyo del movimiento Boca Somos Todos, del empresario y sindicalista Víctor Santa María y Santiago Carreras; Por un Boca Mejor, de Fabián Parra y la familia Nosiglia; Azul y Oro, de Carlos Montero, y Soy Bostero, la flamante agrupación de Riquelme en la que ya se denuncia “juego sucio”. Un juego que recién comienza.

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